“Vidas pasadas” es una película hermosa, profundamente conmovedora y tierna.

Para empezar a decidir cuál será su película favorita a los Oscares de este año no me cabe duda tienen que ver la ópera prima “Vidas Pasada” de la directora Celine Song.

Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Teo Yoo), dos amigos de la infancia profundamente conectados, se separan después de que la familia de Nora emigra de Corea del Sur. Dos décadas después, se reúnen en Nueva York durante una semana fatídica mientras comparan nociones de destino y amor, y las decisiones que conforman una vida.

Al llenar las últimas dos décadas con viñetas de oportunidades perdidas, de conexiones perdidas, Song pone de relieve la línea de tiempo presente en Nueva York, donde Nora y Hae Sung se encuentran rebosantes de una necesidad tácita de examinar su pasado. Cuando se ven por primera vez, Nora y Hae Sung expresan más asombro que alegría. Una serie de ‘whooa’ (una frase que usaban desde niños, un código de amistad verdadera) rompen 12 años de silencio. Este sentimiento forma la base del tratamiento que hace Song de su historia personal de una manera que toca un nervio universal. Lo maneja como nosotros manejaríamos un juguete viejo descubierto en algún rincón olvidado. Provocar recuerdos confusos y sentimientos hiperespecíficos. Nora también lo describe de esa manera, cuando habla con su esposo Arthur (John Magaro), recordando que Hae Sung existía solo cuando era un niño en sus recuerdos, y luego solo como una imagen poco clara en su computadora portátil. El aspecto físico la desconcierta.

Además de resaltar el formidable papel del lenguaje en la configuración, el cambio y la definición de nuestras identidades, el guión también indica su papel de invitación y de ostracismo. Cómo Arthur encaja en la vida de Nora, una palabra coreana a la vez, y cómo inmediatamente se vuelve un extraño para los sueños de Nora y sus rápidas conversaciones con Hae Sung.

Está cinta se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en enero del año pasado y luego ganó el codiciado Premio Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín. La película también apareció en el programa oficial del Festival de Cine de Jerusalén, donde ganó el premio a la Mejor Película Internacional. Con esa clase de méritos no hay duda es una cinta que vale mucho la pena. 

Enmarcada con una hermosa fotografía por parte de Shabier Kirchner y la música original de Christopher Bear y Daniel Rossen, y la dirección de Song hacen de “Vidas pasadas” una pequeña joya cinematográfica que nos conmueve profundamente y seguramente saldremos con el ojo Remi de la sala de cine.