El Compromiso de las Sombras de la Dir. Sandra Luz López Barroso

Sin duda alguna, los ritos que tenemos en México en torno a un fallecimiento son diversos y excepcionales; en la cosmovisión de nuestro país es muy importante generar un ambiente para que las almas puedan transitar al plano espiritual, así como permitir las reconciliaciones y las despedidas para los familiares o seres queridos de los difuntos. 

            En El compromiso de las sombras la antropóloga y cineasta Sandra Luz López Barroso se adentra a una comunidad afrodescendiente que habita en un pueblo llamado San Nicolás Tolentino, en Guerrero, México, el cual forma parte de lo que se conoce como Costa Chica. La directora, de la mano de Lizbeth Domínguez Marín, una mujer trans que funge como sacerdotisa en los funerales y es portadora de un conocimiento ancestral, documenta los rituales en los cuales participan los habitantes de la región.  

 El duelo es un camino sinuoso por el que los vivos necesitan transitar y un proceso que requiere la ayuda de personas que guíen desde la compasión y el cariño, de esta forma lo sugiere la primera secuencia de la película: la cámara recorre los rostros, las velas y la ornamentación, mientras al fondo se escuchan los rezos y plegarias en la voz de su protagonista; Lizbeth, consciente de su propósito en la vida y con su pueblo, asume el compromiso de liberar a las sombras para llevarlas a un mejor lugar, pero también comprende la complejidad de la pérdida y los afectos que se forman en esos instantes. 

Este filme se destaca por su fotografía que transita entre escenarios nocturnos y diurnos, entre las ceremonias y lo cotidiano: se manifiestan las dualidades de las que se compone la vida. Sin embargo, más allá de los elogios que puedan otorgarse a los aspectos formales, la riqueza está situada igualmente en el trabajo respetuoso que hace la directora al plasmar las tradiciones y creencias de una comunidad. 

Probablemente estos rituales se han vuelto una necesidad imperante debido el contexto de pandemia en el que vivimos, pues muchas personas se ven privadas de poder ver o hablar con sus seres queridos por última vez, lo que recuerda que tanto muertos como vivos nos enfrentamos al mismo mal: el olvido, por ello, la tarea de Lizbeth y Sandra Luz López Barroso de preservar la memoria es muy valiosa: no hay una forma única de enfrentar la muerte. 

Texto de Diana Galán.