Adults in the Room | A puertas cerradas de Costa-Gavras
Por: Alex Guax
“Hacen falta adultos en esta sala” murmura la presidenta del Banco Central Europeo mientras observa la discusión entre los representantes de los países aliados…
Costa-Gavras con 86 años de edad aún continúa realizando un cine político a base de referencias a las luchas contra la injusticia social; en su última obra agarra su fortaleza e ingenio para presentar “Adults in the Room”; basada en la novela de mismo título que habla sobre los seis meses que Yanis Varoufakis duró en el cargo de ministro donde trató de evitar las injustas sanciones de la imponían el Banco Central Europeo a su país.
Este fue uno de los acontecimientos políticamente más controvertidos en Europa, en donde se vio la contraposición entre el Eurogrupo, representado como una serie de políticos arrogantes e incompetentes, y el ministro de finanzas Varoufakis, que intentó negociar un plan de recuperación viable para Grecia.
Está claro que algo salió mal durante las reuniones de la UE, cuando Grecia fue intimidada para que aceptara un acuerdo que era demasiado duro para su economía, lo que provocó una profunda crisis humanitaria.
Mezclando la ficción con el documental para hacer una narración con tensión, pulso y hasta un poco del vértigo de aquellos días en los que Grecia estuvo a punto de quedar fuera del sistema europeo del euro y de la misma Europa. La pelicula se siente que es contada desde una perspectiva de izquierda, la historia la vemos desde los ojos de Yanis, que va en contra al lado opositor que se mantiene en una sola decisión, sin escuchar y así Costa-Gavras retrata al sistema politico que tortura a un pueblo que esta a punto de derrumbarse.
La puesta en escena que nos hace sentir que estamos viendo un documental de los hechos acaecidos históricamente; como la reiterada resistencia del primer ministro, Alexis Tsipras, a usar la corbata (símbolo de la apariencia y la hipocresía); la coreografía de baile donde, también él, se verá manoseado por todo el mundo antes de su obligado sometimiento. Realmente podemos encontrar unas bellas secuencias creadas por un director que tiene más astucia y tenacidad que los jóvenes cineastas del presente. Por momentos el montaje nos recuerda a la película VICE (2018), en donde el toque satírico aligera el tema político, con imágenes metafóricas como la pesca de un pez espada para describir una trampa mortal.
El reparto es bastante desconocido pero a la vez funciona, porque los personajes se sienten como políticos reales teniendo discusiones en todos los niveles serios y de ridiculez, todos los actores involucrados crean una verosimilitud con el trabajo que les dieron. Uno de los puntos más fuertes son estas salas de conversación “entre adultos” que desbordan temas, risas e insultos, lo que provoca recuerdos al cuarto de guerra en “Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (1964)” los diálogos no tienen pierde, resultando ampliamente comprensibles aún para los que estamos alejados de estos temas.
Christos Loulis (No Me Ames, 2017) quien toma el papel de Yanis Varoufakis, brilla eufóricamente, el peso de la película cae sobre sus hombros y con su propia habilidad de hablar varios idiomas, un sentido del humor sarcástico, logra mantener la atención del espectador en él, su actuación es bastante divertida y gratificante.
Aun así, el tono sufre de conflicto durante toda la película, se siente algo indecisa entre la comedia y el relato histórico. Se cuestiona el manejo de la banda sonora de Alexander Duplast, que resalta bastante sobre alguna escena que estamos viendo y la decisión musical no se comprende del todo. La guerra que plantea entre “el bien” y “el mal” es trivial, porque los personajes están en ambos planos; son malos porque son malos y viceversa, esto provoca que su duración se sienta pesada en digerir y que el relato político se sienta superficial.
Al final “Adults in the Room” o en su título latinoamericano “A Puertas Cerradas” narra y analiza los hechos políticos y sociales desde cómo los ciudadanos comprometidos, con sus dudas y temores, cuentan con la salvación por una ideología incorruptible. La última película de Costa-Gavras es necesaria en estos tiempos de crisis socioeconómica, nos invita a reflexionar sobre la democracia que rige a los países, la falta de interés de los líderes políticos hacia la humanidad.