Flash y el fenómeno de “Volver al Futuro”
Por Andrés Naime @Naiime
Desde que Marty McFly se subió a un Delorean para “volver al futuro”, las historias cinematográficas donde personajes viajan en el tiempo para cambiar el pasado han proliferado. Algunas veces más exitosas que otras, pero en esta ocasión, la reciente película de Flash logra hacerlo con honores.
La nueva aventura de este superhéroe encuentra un equilibrio entre el complacer a los fans y narrar una historia interesante e intrigante para el público en general. Las películas que se tratan de cómo alguien obtuvo sus poderes pueden ser una larga pesadilla, llena de escenas interminables, pero para nuestro beneficio, el director argentino Andy Muschietti (que anteriormente nos dio la nueva versión de IT y que próximamente estrenará la serie Welcome to Derry, también del universo de Stephen King) mantiene las cosas en movimiento a la velocidad del rayo.
En resumidas cuentas, esta película nos cuenta cómo Barry; o sea, Flash, está atormentado por la muerte de su madre, cuando era niño y por las acusaciones contra su padre de haberla asesinado, sin ser cierto. En un momento de desesperación, descubre que puede viajar al pasado y decide cambiar la historia sin medir las consecuencias que traerá esto.
Cuando todo cambia, no todo es bueno y ocurren hechos terribles que dan paso a la aventura.
La actuación de Ezra Miller como Flash es muy sincera y en ocasiones conmovedora. Para los que amamos el cine, ver a Maribel Verdú como su mamá es un deleite que, en cierto momento, te saca una que otra lagrimita Remi. Y de las sorpresas que nos muestra el director es traer de vuelta a Michael Keaton como Bruce Wayne.
Contarles más, sería spoilearles la película y obviamente no lo haré. No es muy difícil entender la historia de multiversos que hemos aprendido gracias a las películas de Marvel, así que este filme no se detiene en eso y va directo a la acción.
El resultado es una película de Warner Brothers que brinda acción, calidez y nostalgia. Vale la pena pagar el precio de la entrada para escuchar a Keaton decir: “—Sí. Soy Batman”, y llevarse algunas sorpresas genuinas que te hacen gritar “¡noooo!”; así que no se la pierdan.
