Más suspenso que terror en “La Monja 2” pero no deja de ser una buena cinta del universo de “El conjuro”
La monja demoníaca en su película anterior fue derrotada por el Sacerdote interpretado por Demián Bichir y la Hermana Irene (interpretada por Taissa Farmiga) y parecía todo había llegado a una feliz conclusión. Nunca es así en las películas de terror. La trama de “La monja 2” inicia cuatro años después de la batalla que vimos en la primera película.
La nueva cinta arranca con un sacerdote que muere quemado mientras parece flotar en el aire, en una iglesia en el oeste de Francia. El Vaticano convoca nuevamente a la Hermana Irene para investigar. Todo esto allá hace iniciar un viaje junto con una monja más joven, la Hermana Debra (Storm Reid). Juntas, se convierten en un par de detectives muy al estilo “Nancy Drew”; ambas demuestran ser maravillosas actrices interpretando al par de intrépidas monjas buscando destruir a la Monja Demoníaca (Bonnie Aarons).
Por fin ya está en cines la secuela a la exitosa película “La monja” que se estrenó en 2018. Es de conocimiento público que está cinta está ligada completamente al universo cinematográfico de “El conjuro” como lo es la muñeca “Anabelle”. Pero para poder hacer todo un universo hay que crear cintas como la monja 1 y 2 para entender de dónde vienen los peligros a los que se enfrentan la familia Warren dentro de la trama de “El conjuro”.
En una trama paralela vemos al tierno multiusos Maurice (Jonas Bloquet), que salvó a la Hermana Irene en la primera cinta, y que ahora está trabajando en un internado católico para niñas ubicada en un convento tan destartalado y espeluznante que cualquier padre que envíe a sus hijas allí debería ser encarcelado por crueldad. Ahí Sophie (Katelyn Rose Downey), la hija de la maestra Marcella (Anna Popplewell), se da cuenta de hay algo raro le está sucediendo a él. En esos momentos, es como si fuera otra persona y, efectivamente, el pobre Maurice está poseído por algo oscuro.
Ambas historias se unirán y llevarán a un clímax, que más de terror, es de suspenso y aventuras con todo mundo corriendo como locos por la escabrosa escuela.
La calidad del director Michael Chaves es buena, pero realmente es de aplaudir el diseño de producción de Stéphane Cressend en toda la película para hacernos ver sutilmente a la Monja Demonio desde un puesto de revistas hasta un trozo de yeso en el que está impreso, muy débilmente, el horrible rostro de la Monja Demonio. Sin duda, la actuación de Farmiga es la mejor parte de la película, con su interpretación de Irene presentando matices y desarrollo. Mientras que Irene era tímida en la primera película, ahora conoce su poder, y Farmiga aporta un nivel de entusiasmo a la película incluso cuando se encuentra con amenazas y recuerdos traumáticos a cada paso. Mucha de la intención de esta secuela puede entenderse en las palabras de su director: “Pienso que la monja es uno de esos monstruos icónicos del cine. Con esta película, simplemente busqué llevarlo más lejos. Quise explorar las manifestaciones. También profundicé en la historia o, al menos, en el mito o las teorías sobre cuál podría ser su origen. Me pareció fundamental hacerlo, pero tampoco ser demasiado específico. Este elemento de misterio y de no saber lo que es tiene mucho poder. Es lo que hace que una historia sea realmente aterradora”.
En conclusión “La monja 2” filmada con mucho gusto en su diseño visual sirve más para explicar los orígenes del mal que para hacernos saltar o gritar. Saliendo del cine sales con ganas dan de volver a ver la película 1 y prepararnos para la nueva entrega de “El conjuro” que esperemos llegue en 2024.