“Niña buena, niña mala” te dejará con los nervios de punta. Un sólido thriller psicológico que te dejará en shock de principio a fin.
Este fin de semana llega a las pantallas grandes mexicanas la cinta australiana “Niña buena, niña mala” que juega con la posibilidad de que podamos, en algún momento, por un evento traumático recordar vidas pasadas. El guión de la aclamada novelista, Hannah Kent, da en el clavo con su narrativa errática y llena de cuestionamientos y sustos. De la mano del director de “The Handmaid’s Tale”, Daniel Reid, y después de hacer su debut en el Festival de Sundance, por fin se puede ver en cines esta nueva historia de fantasmas.
La película sitúa al personaje de Sarah, interpretado por Sarah Snook de serie “Succession”, como una doctora de fertilidad que vive con su hija Mia, Lily Latorre, quien es una niña completamente normal, hasta que llega su cumpleaños número siete y comienza a tener comportamientos cada vez más extraños e inquietantes, dejando a su madre desesperada por saber qué pasa y cómo ayudarle, pero también dudando de la posibilidad de que todo esté en su cabeza. Y para acabar de romper todos sus esquemas de la nada llega un conejo blanco que se rehusa huir de la casa de las protagonistas.
Adentrándonos más en la historia conoceremos poco a poco al resto de la familia: el exesposo Pete, Damon Harrigan, y a la recientemente viuda mamá de Sarah Joan, interpretada por Greta Scacchi, y que vive en un asilo para ancianos por sufrir ataques de ansiedad desde que perdió a una hija cuando era joven.
No se puede contar más de la trama ya que en si es un misterio psicológico que no sabemos hacia donde se dirige, si es una situación real o en verdad hay un espíritu malévolo alrededor de la vida de Sarah y Mia. A lo largo de una hora y media veremos a ambas enfrentarse una y otra vez hasta que en tercer acto sabremos que está sucediendo en realidad.
Quizá no haya nada que no hayamos visto en otras cintas que traten de vidas pasadas pero en esta ocasión las actuaciones de Snook y LaTorre, te hacen querer llegar hasta obtener la respuesta de estos extraños sucesos. La dirección de Reid no es acelerada y deja crecer el suspenso alrededor de la relación madre e hija pausadamente. Que más se puede esperar si viven en la llanura Australiana que por su vasto tamaño asusta por si solo.
La dirección de fotografía de Bonnie Elliot está llena de pasillos oscuros, casas embrujadas, o no, poco iluminadas y colores cálidos como los que podemos esperar de la pradera australiana. La banda sonora de Marc Bradshaw está llena de cuerdas y uno que otro bizarro sonido que te hará saltar de tu asiento un par de ocasiones.
El giro de tuerca que le da Kent a la historia es muy bueno y cierra con broche de oro para dejarte en shock con este excelente thriller psicológico.