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Notas

“Instintos asesinos” tiene a dos estrellas disfrutando un duelo de actuaciones en este thriller psicológico situado en los suburbios norteamericanos de los años 60s.

¿Qué separa la amistad del odio? A veces, una delgada barda de árboles en el jardín. “Instintos asesinos” es el esperado estreno de la adaptación del Best Seller de Barbara Abel, donde sus estrellas, Anne Hathaway y Jessica Chastain, nos mantienen sorprendidos por la sutileza y poder de sus actuaciones como unas amas de casa que guardan secretos muy profundos sin saber a qué consecuencias llegarán. 

La historia gira en torno a las vidas perfectas de Alice (Chastain) y Céline (Hathaway), vecinas y mejores amigas cuya realidad color de rosa se desmorona tras la trágica muerte de uno de sus hijos. A partir de ese momento cada palabra y mirada tienen un doble significado ¿amistad u odio?. Este acontecimiento desencadena una serie de sospechas y batallas psicológicas entre ambas, que dan lugar a una tensa y dramática exploración del dolor, la culpa y la paranoia materna. También toca superficialmente un pequeño subtexto machista donde observamos como las mujeres de los años 60s no son tomadas en serio y solo sirven para formar una familia, cuidar de ella y hacer el mejor cocktail del vecindario para sus maridos. 

Profundizando más en la trama vemos dos matrimonios de vecinos y amigos, cada uno con un hijo de la misma edad. Dos parejas fusionadas y solidarias que conviven en perfecta armonía. La muerte de uno de los niños destroza su idílica vida, y el arbusto que separa sus casas no será suficiente para protegerlos de la furia de la una contra la otra. Las amigas dudan de sus propios sentimientos e intensiones invitando a la audiencia a presenciar un épico duelo donde abundará la culpa, la sospecha, la paranoia y, más que nada, el odio. 

El meticuloso estilo visual de la película se extiende también a sus escenarios. El suburbio donde viven Alice y Céline se describe como un espacio casi onírico, con jardines perfectamente cuidados e interiores impecables. Si bien es hermoso a la vista, esta artificialidad a menudo parece desconectada del núcleo emocional de la historia. La dirección y la fotografía de la película está realizada simultáneamente por Benoît Delhomme, que sin dudarlo es un experto en crear atmósferas de ensueño que no sabes si son color dulce pastel o pesadillas engañosas. 

Con varios momentos de tensión, ambas actrices intentan amarse y odiarse al mismo tiempo, al tratar de convivir ante la tragedia de perder un hijo. Los esposos interpretados por Anders Danielsen Lie y Josh Charles pasan a un segundo plano, al igual que el hijo que sobrevive (Eamon O’Connell). Ninguno de los tres puede creer algo malo de las dos madres en disputa y el público tampoco. El guión nos mantiene en un constante ir y venir sobre quién tiene la razón, y si alguno de los motivos de ambas son buenos o malos. Es decir, vivimos en la paranoia absoluta durante dos horas.

Las actuaciones de estas brillantes actrices nos envuelven y nos hacen olvidar por momentos que la trama no es tan fuerte como sus interpretaciones. Nos olvidamos que el conflicto sorprende, pero no profundiza, para no crear distractores. Eso quizá es lo único que podríamos objetar de esta cinta, el ritmo tiene cierta inercia que no deja explotar la tensión al máximo y el suspenso de la película. Pero no me malentiendan, estás envuelto en esta red de mentiras de principio a fin. Y es un deleite ver a estas grandes actrices en un duelo de actuaciones. 

“Instintos asesinos” es un thriller psicológico espeluznante lleno de oscuridad implacable por parte de los personajes femeninos con resoluciones impensables. 

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