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La cinta mexicana “Déjame estar contigo” es una encantadora historia de amor moderna llena de emotividad, risa y un fantástico soundtrack urbano. 

El director Isaac Cherem vuelve a sumergirnos en una historia de amor juvenil poco convencional con el estreno de “Déjame estar contigo”.  Al igual que en su cinta previa “Leona” de 2018, Cherem tiene la facilidad de contarnos una historia con la cual todos podemos sentir muy cercana a nuestros corazones, divertirnos, cuestionarnos, estrujarnos el corazón hasta las lágrimas, y al final salir con una sonrisa de la sala. 

La cinta arranca con la incómoda situación por la que está pasando Bruno (Aksel Gómez) al ser deportado a México desde Texas, sin tener tiempo alguna de despedirse de su familia. El motivo de ser deportado es obviamente por ser indocumentado pero no nos cuentan la situación en la que fue encontrado por los oficiales de migración. En una rápida explicación del proceso de deportación, Bruno llega bruscamente a la Ciudad de México, donde tiene que encontrar donde dormir y comenzar a trabajar. Para su suerte, encuentra trabajo en un call center donde la jefa de la sección, Consuelo (Regina Blandón), mira en  él potencial para hacer las llamadas por su dominio del inglés como lengua nativa. 

Como para cualquiera que llega de la nada a una metrópoli como la nuestra, la vida de Bruno es pesada y le cuesta un poco adaptarse al ritmo vertiginoso de la misma. Tiene la fortuna también de encontrar un albergue durante su primera semana, manejado por Doña Josefina (Claudia Ríos), que le da la seguridad de tener por lo menos una cama y un baño para asearse. En la oficina logra adaptarse rápidamente como cualquier muchacho de 18 años. Hasta divertido resulta haberlo intentar que personas acepten créditos bancarios y le cuelguen. 

Para su sorpresa, en una de las llamadas contesta una alegre muchacha, Lucía (Andrea Sutton). Entre ambos nace en ese momento una conexión que los llevará a pasar una noche entera hablando por teléfono. Lucia le cuenta a Bruno esta en Houston por unos exámenes de salud pero no le dice es una enfermedad terminal. Bruno le pide si puede visite a su familia y les deje saber está bien en la CDMX. Cuando Lucía regresa a México se encarga de que Bruno descubra el encanto de la gran urbe y más que eso, encontrar un significado nuevo de la palabra hogar. Incluso las mamás de Lucía, Raquel (Silvia Navarro) y Carmen (Johanna Murillo) adoptan amorosamente a Bruno, sabiendo que él le está haciendo la vida más hermosa su hija. De ahí en adelante nacerá un amor improbable entre ellos, pero que nos dejará una gran lección de vida. 

El hecho de tener como protagonistas a Sutton y Gómez es uno de los grandes aciertos de la cinta. Ambos brillan en sus papeles transmitiendo con mucha naturalidad a los dos jóvenes que están pasando momentos difíciles para su edad y siendo ejemplo de la fortaleza y perseverancia para la audiencia. 

Así que háganse en favor de ver esta cinta mexicana que es fresca aún cuando está conformada por conflictos muy fuertes. Ah, y no puedo dejar de mencionar la excelente selección de canciones que enmarcan esta historia de amor urbana que va desde “El llanto que no puedo ocultar” de Masta Roi & The Space Ocean, “Kilómetros” de Sin Bandera hasta “Te quiero tanto” de Kevin Kaarl. Definitivamente la opción para ver este fin de semana.

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